LA LENGUA DONDE NO SE PONÍA EL SOL
La compatibilidad del español con el resto de los idiomas regionales y locales está registrada en la historia
El español
es en la actualidad uno de los idiomas con mayor proyección de futuro
por su extensión en el mundo y por el nivel de crecimiento que ha tomado.
Los hispanohablantes son el colectivo más numeroso después del
chino y del inglés.
Su aprendizaje es imprescindible para la introducción en el importante
mercado americano. En este se incluye también a la dinámica minoría
hispana de los Estados Unidos.
Sin embargo, mientras al español, en conjunto, se le augura un futuro
prometedor, los obscuros nubarrones no proceden tanto de iniciativas peculiares,
tales como la petición de algunos gobernadores republicanos estadounidenses
de la oficialidad única del inglés, sino de España. Precisamente
es en la cuna del español, donde el idioma esta siendo más atacado
y zaherido.
En España se le maldenomina castellano, para no poner en un valor secundario
el resto de las lenguas autóctonas, que también son españolas.
No obstante, por similitud al resto de las lenguas con sus regiones, se identifica
"castellano" con Castilla, de forma errónea.
El español no tuvo su génesis en un reino específico, aunque
el temprano desarrollo de Castilla (el reino histórico que incluía
Galicia, Asturias, Vascongadas, León, Castilla la Vieja y la Nueva, Extremadura,
Andalucía, parte de Murcia y Canarias, no la región de origen
liberal y decimonónica o la Autonomía actual) fue quien le dio
su renombre internacional.
Navarra lo utilizaba como idioma oficial (S. Millán de la Cogolla, estaba
dentro del Viejo Reyno) y también en la Corona de Aragón, siendo
habitualmente hablado por la élite dirigente del condado barcelonés.
La compatibilidad del español con el resto de los idiomas regionales
y locales está registrada en la historia. El primero ha sido el camino
idóneo que ha servido de fermento cultural común con una veintena
de naciones, los otros como muestras de la riqueza de la variedad española.
Sin embargo, las políticas lingüísticas llevadas por las
autoridades nacionalistas de algunas autonomías son las que han socavado
la importancia del español en su propia cuna. El desarrollo de un monolingüismo
oficial o de un bilingüismo forzado (único elemento de justificación
nacionalista) cuando no acompañan las circunstancias, ha causado fuertes
controversias sociales. El nacionalismo localista ha gastado ingentes sumas
en una política ruinosa que ha empobrecido los campus universitarios
y el mundo educativo. Los estudiantes extranjeros evitan las universidades de
algunas regiones por no poder perfeccionar una enseñanza en español.
Entretanto, el Instituto Cervantes se ve privado de recursos económicos
para responder a la alta demanda que del español tienen las sociedades
desarrolladas en vistas a la introducción de sus productos en el mercado
americano del 2000.
A pesar de todo, es necesario que la clase política comprenda que las
lenguas no tienen la misma trascendencia y se jerarquizan según las funciones
sociales que cumplen. De este modo aunque se intente de forma artificiosa mantener
una condición igualitaria entre dos lenguas, las lenguas regionales nunca
alcanzarán la proyección que el español tiene. Más,
cuando a algunos de estos idiomas regionales al pretender acondicionarlos a
la vida moderna se les provoca una artificialidad que amenaza la originalidad
del idioma a "preservar" y con ello se ataca un elemento fundamental
de la cultura española que son sus lenguas regionales.
"Arbil" José Luis Orella.