RETO HISTÓRICO PARA ESPAÑA

El suicidio demográfico de Occidente.

Surgen por doquier - dice Ismael Medina - en los últimos tiempos lamentaciones acerca del hundimiento demográfico en todas las sociedades industrializadas del hemisferio Norte, incluido Japón. Y también el componente ruso-báltico que define la estructura de poder en la Unión Soviética. Pese a ello, persisten con protervo vigor las campañas de corrupción moral que, a través del estímulo a la descomposición de la familia, a las prácticas abortivas, a la homosexualidad y otros fenómenos de envilecimiento, desembocan en el hundimiento demográfico de las llamadas sociedades del bienestar, en su acelerado envejecimiento y en el despego de sus mermadas juventudes respecto a cualquier compromiso patriótico, solidario o que entrañe sacrificio.

Otro de los datos significativos de la sociedad consumista que se ahoga en su creciente desperdicio, reside en el desprecio de los presuntos oficios serviles. De ahí el fenómeno, sólo en apariencia paradógico, de que en las naciones con más elevados porcentajes de desmpleo, subvencionado por el erario público, coexista una creciente inmigración de mano de obra procedente del mundo subdesarrollado, caracterizada por una natalidad explosiva y una mayoriaria población joven. Si dejamos a un lado los aspectos formales que caracterizan a cada época, resulta indiscutible que esa mano de obra inmigrante es el equivalente de los esclavos en otros períodos hsitóricos. A estos dan consistencia dos factores sobre todo: una mística religiosa que les hace solidarios entre sí; y una comunicación intenssa con sus comunidades de origen, por medio de vigorosos lazos familiares, tribales y culturales. Los islámicos africanos y los asiáticos en la Europa Occidental serán tan numerosos como la población indígena a la vuelta de un cuarto de siglo, según los demógrafos. Los católicos hispanos podrán rozar los cien millones en los Estados Unidos.al término de ese mismo período. Cristianos por un lado e islámicos por otro presionan con creciente fuerza a la población metropolitana rusio-báltica.

La Historia se reitera

De todos esos datos, expuestos con inevitable simplicidad, puede establecerse el verdadero alcance de la colisión norte-sur, cuyos términos se escamotean al reducirla a un problema de distanciamiento económico. Se enfrentan realmente, de igual manera acomo ha sucedido en similares coyunturas históricas, una civilización agotada y ese otro mundo de futuro que con arreglo a los tópicos acuñados podríamos denominar de los nuevos bárbaros. La petulante civilización occidental perece víctima de análogos vicios materialistas y de sus implacables consecuencias que caracterizaron el acabóse de otras anteriores, Y también en lo político con el parejo deslizamiento hacia formas más o menos disimuladas de poder totalitario y el recurso a los mercenarios para apuntar el sistema. Los quie habrán de apoderarse del mundo yerto están ya dentro de él y su vigor se asienta en un riguroso y cada vez más exaltado fundamentalismo religioso, el cual provoca reacciones defensivas de parecida índole en sectores mijoritarios de la civilización que se extingue.

Otro reto histórico para España

Esta fantástica conmoción exige a los españoles una toma clara de conciencia sobre la misma y respecto al papel histórico que puede incumbirnos en su concreción. Por nuestro singular emplazamiento geopolítico, nuestro pueblo ha vivido fenómenos semajante desde la remota antigüedad, resueltos con la gestación de una cultura específica. España se encuentra en el trance excepcional de escoger entre suicidarse con una Europa en la que ni tan siquiera geográficamente está plenamente integrada, o embarcarse en la tentadora aventura de ocupar un puesto de vanguardia en el nuevo tiempo que amanecerá tras la gran colisión. Las acturales clases políticas e intelecturales del totalitarismo liberalista-socialista han optado por el suicidio. ¿Debemos los españoles aceptar mansamente tan miserable destino? Esa es la cuestión.

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