SANTA TERESA DE JESÚS
Imagen de la escultura de la capilla de la iglesia de Santa Teresa, Pinche aquí para ampliar.
Mucho honraba a Dios Teresa de Jesús. No sólo en Burgos, también “allá arriba” seguían sus pasos con ternura. Una noche oyó Madre la voz amiga del Señor:
"SI NO HUBIERA CREADO LOS CIELOS, SÓLO PARA TI LOS CREARA".
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Biografía - Fundación del Monasterio de San José - Santa Teresa Doctora Mística - El cadáver está muy mutilado _ Juicios sobre Santa Teresa.
Teresa nació en Avila, el 28 de marzo de 1515. Sus padres eran Alonso Sánchez Cepeda y Beatriz Dávila y Ahumada de los que Santa Teresa habla con gran cariño. Su padre se caó con Catalina cepedadel Peso con la que tuvo tres hijos. Enviudó y se casó con Beatriz de Cepeda con la que tuvo nueve hijos. "Éramos tres hermanas y nueve hermanos. Todos parecieron a sus padres - por la bondad de Dios - en ser virtuosos, si no fui yo, aunque era la más querida de mi padre. Y antes que comenzase a ofender a Dios parece tenía alguna razón; porque yo he lástima cuando me acuerdo las buenas inclinaciones que el Señor me había dado y cuán mal me supe aprovechar de ellas". Leía Libros de Santos con mi hermano Rodrigo, "que era el que yo más quería, aunque a todos tenia gran amor y ellos a mi", y pensaban y a tierra de moros para recibir el martirio y gozar de Dios y se fueron los dos camino de Salamanca, pero fueron alcanzados por su tío Rodrigo y devueltos a la casa paterna. "De que vi que era imposible ir adonde me matasen por Dios, ordenábamos ser ermitaños; y en una huerta que había en casa procurábamos, como podíamos hacer ermitas, poniendo unas piedracillas que luego se nos caían, y así no hallabamos deseo en nada para nuestro deseo" (V. 4,5).
Tenía casi catorce años cuando murió su madre, "como yo comencé a entender lo que había perdido, afligida fuime a la imagen de Nuestra Señora (en la Catedral) y supliquéla fuese mi madre, con muchas lágrimas".
Ella y su hermano leían libros de caballerías "y parecíame no era malo, con gastar muchas horas del día y de la noche en tan vano ejercicio, aunque escondida de mi padre. Eran tan en extremo lo que en esto me embebía, que si no tenía libro nuevo, no me parece tenia contento". (V.2,1). "Comencé a traer galas y a desear contentar en parecer bien, con mucho cuidado de manos y cabello, y olores y todas las vanidades que en esto podía tener - que eran hartas - por ser muy curiosa. No tenía mala intención, porque no quisiera yo que nadie ofendiera a Dios por mi. Duróme mucha cuirosidad de limpieza demasiada, y cosas que me parecía a mi no eran ningún pecado, muchos años; ahora veo cuán malo debía ser" (V. 2,2).
No es que fuesen inmorales los libros de caballerías, pero los lances amorosos, las fantasías fomentaban la disipación de la juventud por lo que su padre decide ingresarla, a los dieciseis años, en el convento de Nuestra Señora de Gracia, religiosas agustinas; además su hermana se casó en enero de 1531, "porque, haberse mi hermana casado y quedar sola sin madre, no era bien". "Dormía una monja - María de Briceño - que por medio suyo parece quiso el Señor comenzó a darme luz, pues comenzando a gustar de la buena y santa conversación de esta monja, holgábame de oírla cuán bien hablaba de Dios; porque era muy discreta y santa. esto - a mi parecer - en ningún tiempo dejé de holgarme de oírlo" Al cabo de año y medio "dióme una gran enfermedad que tuve que volver a la casa de mi padre", y cuanto estuvo buena se fue con su hermana María de Cepeda que vivía en Castellanos de la Cañada en la provincia de Ávila, nueve años mayor que ella, hija de Alonso de Cepeda y de su primer mujer Catalina del Peso. Muy cerca, en la aldea de Hortigosa vivía su tío Pedro, viudo, muy virtuoso que se retiró al monasterio de Guisando, donde murió santamente. Aquí leía "en las Epístolas de San Jerónimo, que me animaban de suerte que me determiné a decirlo a mi padre, que era casi como a tomar el hábito".
Ingresó el día 2 de noviembre de 1.535, cuando contaba 20 años de edad en el monastero de la Encarnación, en el que vivían más de 180 personas, entre monjas, acompañantes, etc. "Acuérdaseme que, cuando salí de casa de mi padre, no creo será más el sentimiento cuando me muera; porque parece cada hueso se apartaba de sí". Un año después, 2 de noviembre de 1.536 toma el hábito y el 5 de noviembre de 1.537 profesa como monja. Estuvo el primer año con mala salud, "comenzáronme a crecer los desmayos y dióme un mal de corazón tan grandísimo que ponía espanto a quien lo veía". Su padre procuró buscar remedio y la llevó a una curandera que residía en Becedas a unos kilómetros del Barco de Ávila. Pasó el invierdo de 1.538-39 en casa de su Hermana María en Castellanos de la Cañada hasta el el mes de abril en que empezaron las curas "que me hicieron tan recias que no sé cómo las pude sufrir". Estuvo cuatro días muy grave y la víspera o el mismo dia de Nuestra Señora de Agosto volvió en sí y la dieron el Sacramento de la Unción "y cada hora o momento pensaban que expiraba. Tenía la lengua hecha pedazos de mordida; la garganta de no haber àsado nada y de la gran flaqueza que me ahogaba, que aún el agua no podía pasar. Todo me paracía estaba descoyuntada, con grandísimo desatino en la cabeza; toda encogida hecha un ovillo, in poderme menear ni brazo ni pie ni mano ni cabeza, más que si estuviera muerta, si no me meneaban en una sábana, una de un cabo y otra de otro.(V.6,1).
A finales de agosto llegó a la Encarnación "que tenía gran prisa de irme al monasterio, que me hice llevar así. A la que estaban muerta recibieron con alma, mas el cuerpo peor que muerto, para dar pena verle. El extremo de flaqueza no se puede decir, que sólo los huesos tenía ya" (V.6,2).
Poco a poco fue recuperándose. En los conventos, según la costumbre, podian recibir a cuantas personas quisieran y Teresa pasaba largas horas en el recibidor, decuidando la oración. A partir de la muerte de su padre en 1.543, Teresa vuelve a la oración, pero sin entregarse a Dios totalmente y pero deseaba que el tiempo se pasase pronto y oír la campana del fin de la meditación. Pero una vez que cesaron las conversaciones del recibidor, Teresa, Dios empezó a actuar sobre ella con la quietud de la oración y con visiones. Consulta con sus confesores para recibir consejo. Y un día, cuando estaba en oración, oye estas palabras: "No quiero que converses con los hombres, sino con los ángeles".
En 1.562 funda el Monasterio de San José en Ávila, Medina del Campo en 1.567, Salamanca, Pastrana, Toledo, Valladolid, Sevilla, Malagón, Segovia Pastrana, Beas de Segura y a partir de 1.580 Villanueva de la Jara, Palencia, Soria y Burgos.
El 26 de julio de 1.582 sale de Burgos hacia hacia Ávila. Las monjas la retuvieron un mes en Palencia.a su presenciaDespués para Valladolid y en Medina del Campo recibió orden del vicario para trasladarse a Alba de Tormes, desde donde reclamaba su presencia su excelente amiga y bienhechora María de Toledo, duquese de Alba. El 19 de septiembre sale para Alba de Tormes, pasa la noche en "un lugarcito", Aldeaseca de la Frontera, a unos kilómetros de Peñaranda de Bracamonte y llega el día 20 por la tarde. Sólo cenaron unos higos y nada más llegar a Alba de Tormes tuvo que acostarse.
Durante varios días sigue haciendo vida normal en el convento, pero el día 29 oyó misa y comulgó y ya no se volvió a levantar. Murió a la 9 de la noche del 4 de octubre. El día siguiente entró en vigor el calendario gregorianos, suprimiendo diez días. Su cuerpo fue trasladado a Ávila a la iglesia del monasterio de San José, donde estuvo ocho meses y medio y en agosto de 1.585 le devolvieron a Alba de Tormes, donde reposan sus restos. La fiesta fue fijada el 15 de octubre.
Sus obras se pueden dividir en dos grupos: Libros autobiográficos: Libro de su Vida, Libro de las Fundaciones, Libro de las Relaciones y Cartas; y libros ascéticos y místicos: Camino de Perfección, Las Moradas y otros escritos menores.
Fachada de la Iglesia de Santa Teresa
FUNDACION DEL MONASTERIO DE SAN JOSÉ
El 24 de agosto de 2012 se cumplieron los 500 años de la fundación del Monasterio de San José de Ávila por Santa Teresa de Jesús, situado a unos 500 metros de la muralla en dirección Este. Aquí en unas casitas situadas entonces en los arrabales de la ciudad iba a dar comienzo la reforma teresiana del Carmelo Descalzo.
Aprincipios del siglo XVI el fervor de las religiosas había de decaído. En el monasterio de la Encarnación había 180 religiosas. Era un lugar de reunión de damas y caballeros de la ciudad.
Su sobrina María de Ocampo, hija de don Diego de Cepeda y de doña Beatriz de la Cruz de Ocampo, sugirió a Santa Teresa y a otras monjas con las que estaba, de fundar un monasterio con pocas monjas para seguir mejor la Regla del Carmelo.
Describe que un día estando en oración "me hallé en un punto toda - sin saber cómo - que me parecía estar metida en el infierno. Entendí que quería el Señor que viese el lugar que de los demonios allá me tenían aparejado, y yo por mis mercidos pecados".
"Yo, como andaba en estos deseos, comencélo a tratar con aquella señora mi compañera viuda (doña Guiomar de Ulloa) que ya he dicho, que tenía el mismo deseo. Ella comenzó a dar trazas para darle renta, que ahora veo yo que no llevaban mucho camino y el deseo que de ello teníamos nos hacía parecer que sí".(V.32,10)
Habiendo un día comulgado, mandóme mucho Su Majestad lo procurase con todas mis fuerzas, haciéndome grandes promesas de que no se dejaría de hacer el monasterio, y que se serviría mucho en él, y que se llamase San José, y que a la una puerta nos guardaría él y nuestra Señora la otra, y que Cristo andaría con nosotras, y que sería una estrella que diese de sí gran resplandor, y que, aunque las religiones estaban relajadas, que no pensase se servía poco en ellas; que qué sería del mundo si no fuese por los religiosos; que dijese a mi confesor esto que me mandaba, y que le rogaba El que no fuese contra ello ni me lo estorbase. (V. 32,11)
Después de mucho tiempo que el Señor me había hecho ya
muchas de las mercedes que he dicho y otras muy grandes,
estando un día en oración me hallé en un punto toda, sin saber
cómo, que me parecía estar metida en el infierno. Entendí que
quería el Señor que viese el lugar que los demonios allá me tenían
aparejado, y yo merecido por mis pecados. Ello fue en brevísimo
espacio, mas aunque yo viviese muchos años, me parece imposible
olvidárseme.
Parecíame la entrada a manera de un callejón muy largo y
estrecho, a manera de horno muy bajo y oscuro y angosto. El suelo
me pareció de un agua como lodo muy sucio y de pestilencial olor, y
muchas sabandijas malas en él. Al cabo estaba una concavidad
metida en una pared, a manera de una alacena, adonde me vi
meter en mucho estrecho.
Todo esto era deleitoso a la vista en comparación de lo que allí
sentí. Esto que he dicho va mal encarecido.
2. Estotro me parece que aun principio de encarecerse como es no
le puede haber, ni se puede entender; mas sentí un fuego en el
alma, que yo no puedo entender cómo poder decir de la manera
que es. Los dolores corporales tan incomportables, que, con
haberlos pasado en esta vida gravísimos y, según dicen los
médicos, los mayores que se pueden acá pasar (porque fue
encogérseme todos los nervios cuando me tullí, sin otros muchos
de muchas maneras que he tenido, y aun algunos, como he dicho,
causados del demonio), no es todo nada en comparación de lo que
allí sentí, y ver que habían de ser sin fin y sin jamás cesar.
Esto no es, pues, nada en comparación del agonizar del alma: un
apretamiento, un ahogamiento, una aflicción tan sentible y con tan
desesperado y afligido descontento, que yo no sé cómo lo
encarecer. Porque decir que es un estarse siempre arrancando el
alma, es poco, porque aun parece que otro os acaba la vida; mas
aquí el alma misma es la que se despedaza.
El caso es que yo no sé cómo encarezca aquel fuego interior y
aquel desesperamiento, sobre tan gravísimos tormentos y dolores.
No veía yo quién me los daba, mas sentíame quemar y
desmenuzar, a lo que me parece. Y digo que aquel fuego y
desesperación interior es lo peor.
Hacíaseme la casa muy chica, porque lo era tanto, que no parece llevaba camino ser monasterio, y quería comprar otra (ni había con qué, ni había manera para comprarse, ni sabía qué me hacer) que estaba junto a ella, también harto pequeña, para hacer la iglesia; y acabando un día de comulgar, díjome el Señor: Ya te he dicho que entres como pudieres. Y a manera de exclamación también me dijo: ¡Oh codicia del género humano, que aun tierra piensas que te ha de faltar! ¡Cuántas veces dormí yo al sereno por no tener adonde me meter!.
Yo quedé muy espantada y vi que tenía razón. Y voy a la casita y tracéla y hallé, aunque bien pequeño, monasterio cabal, y no curé de comprar más sitio, sino procuré se labrase en ella de manera que se pueda vivir, todo tosco y sin labrar, no más de como no fuese dañoso a la salud, y así se ha de hacer siempre. (V 33,12)
"Estando en estos mismos días, el de nuestra Señora de la Asunción, en un monasterio de la Orden del glorioso Santo Domingo, (monasterio de Santo Tomás, el 15 de agosto de 1.561) estaba considerando los muchos pecados que en tiempos pasados había en aquella casa confesado y cosas de mi ruin vida. Vínome un arrobamiento tan grande, que casi me sacó de mí. Sentéme, y aun paréceme que no pude ver alzar ni oír misa, que después quedé con escrúpulo de esto. Parecióme, estando así, que me veía vestir una ropa de mucha blancura y claridad, y al principio no veía quién me la vestía. Después vi a nuestra Señora hacia el lado derecho y a mi padre San José al izquierdo, que me vestían aquella ropa. Dióseme a entender que estaba ya limpia de mis pecados. Acabada de vestir, y yo con grandísimo deleite y gloria, luego me pareció asirme de las manos nuestra Señora: díjome que la daba mucho contento en servir al glorioso San José, que creyese que lo que pretendía del monasterio se haría y en él se serviría mucho el Señor y ellos dos; que no temiese habría quiebra en esto jamás, aunque la obediencia que daba no fuese a mi gusto, porque ellos nos guardarían, y que ya su Hijo nos había prometido andar con nosotras; que para señal que sería esto verdad me daba aquella joya. Parecíame haberme echado al cuello un collar de oro muy hermoso, asida una cruz a él de mucho valor. Este oro y piedras es tan diferente de lo de acá, que no tiene comparación; porque es su hermosura muy diferente de lo que podemos acá imaginar, que no alcanza el entendimiento a entender de qué era la ropa ni cómo imaginar el blanco que el Señor quiere que se represente, que parece todo lo de acá como un dibujo de tizne, a manera de decir. 15. Era grandísima la hermosura que vi en nuestra Señora, aunque por figuras no determiné ninguna particular, sino toda junta la hechura del rostro, vestida de blanco con grandísimo resplandor, no que deslumbra, sino suave. Al glorioso San José no vi tan claro, aunque bien vi que estaba allí, como las visiones que he dicho que no se ven. Parecíame nuestra Señora muy niña. Estando así conmigo un poco, y yo con grandísima gloria y contento, más a mi parecer que nunca le había tenido y nunca quisiera quitarme de él, parecióme que los veía subir al cielo con mucha multitud de ángeles. Yo quedé con mucha soledad, aunque tan consolada y elevada y recogida en oración y enternecida, que estuve algún espacio que menearme ni hablar no podía, sino casi fuera de mí. Quedé con un ímpetu grande de deshacerme por Dios y con tales efectos, y todo pasó de suerte que nunca pude dudar, aunque mucho lo procurase, no ser cosa de Dios. Dejóme consoladísima y con mucha paz".
Hay 14.000 carmelitas descalzas en 835 conventos y 4.000 carmelitas descalzos, de los cuales 1.000, el 25%, son indios.
Escultura en piedra de Santa Teresa en la fachada de la iglesia de "La Santa"
SANTA TERESA DOCTORA IGLESIA
Santa Teresa es la primera Doctora de la Iglesia, canonizada en 1.622, declarada Doctora de la Iglesia por Pablo VI el 27 de septiembre de 1.970, y la que más ha experimentado las efusiones de los divino; la más excelsa, celeste, santa y prodigiosa que ha vivido en este mundo; ella con sus embajadas celestiales e incandescencias divinas ha enseñado al mundo de las almas, que han seguido en los diversos continentes del universo las huellas y enseñanzas de esta religiosa, que según un orador francés, vivió en la tierra como si viviera en el cielo.
Fue la provincia de Ávila, cuna de Isabel, la gran reina, y fue Ávila la cuna de otra mujer, que es sin duda alguna la mujer más grande de la historia española y una de las más grandes de la historia universal. Teresa de Jesús, la incomparable, la celestial doctora mística, la que hizo de la tierra un diálogo perpetuo con Dios en las numerosas apariciones que tuvo de la divinidad, encargándola, como su mensajera, que llenara el mundo de espiritualidad, y ella, fiel al mandato del cielo recorre los polvorientos caminos de España, llena de incandescencias divinas y levantando palacios de espiritualismo, que han inundado a todas las naciones y han llegado al mundo infiel para injertar el espíritu teresiano en el mundo de las misiones como la hija más grande de la Santa de Ávila, Santa Teresita del Niño Jesús. “La Providencia y sus incomparables cualidades hicieron de Isabel, la feliz ejecutoria del elevado ideal del pueblo hispano”.
Àvila de los Caballeros, la incomparable ciudad castellana, de ella brotó a los conjuros de la Edad Media, y en tiempos difíciles para España, una reina incomparable y de grandes cualidades humanas, que iba con su esposo Fernando de Aragón a unificar España. Ávila de los santos; de ella surgió como un rayo de fuego que sublimara aquellas frías, gélidas y austeras mesetas castellanas, la mujer que trasverberada por el amor de Dios había de democratizar las riquezas del espíritu haciéndolas asequibles a toda clase de almas.
Santa Teresa es uno nuestros clásicos más leídos.
EL CADÁVER DE SANTA TERESA ESTÁ MUY MUTILADO
Los restos mortales de Santa Teresa de Jesús, la excelsa española y doctora de la Iglesia, son restos en el sentido más literal y riguroso de la palabra, pues son los restos de unos restos mortales, lo que resta de un cadáver que sufrió tremendas mutilaciones de órganos y miembros, de huesos y trozos de carne, por causa de una piedad mal entendida, de una excesiva devoción que fue en realidad macabra carnicería.
El trozo mayor del cuerpo de la mística doctora, así como su cabeza, separada del tronco se hallan en artística urna de plata ofrendada por Fernando VI, la cual está a su vez dentro de un sarcófago de mármol situado en el centro del retablo mayor de la iglesia de la Anunciación, contigua al convento de Carmelitas Descalzas, en la villa ducal salmanticense de Alba de Tormes.
Separada del tronco
Parece que la separación de la cabeza de la santa no se debe a decapitación intencionada, sino a que esa cabeza terminó por desprenderse del tronco como consecuencia de la extracción de la tráquea y de haber sido cortados muchos trozos de carne del cuello, para llevárselos como reliquias.
Aún separada, está allí la cabeza, pero faltan el corazón, visible en un relicario aparte en la misma iglesia, donde también está, en otro relicario, el brazo izquierdo, pero sin su mano, la cual se halla en el Carmelo de Ronda (Málaga), desprovista de su dedo meñique, que se venera en el convento de las Carmelitas de Bruselas, donde igualmente se conserva la clavícula derecha de la Santa, mientras que la clavícula izquierda está en el convento de San José, de Ávila, la tráquea se halla en el convento napolitado de los Descalzos; una costilla en el desierto de Sant´Angelo, en Lombardía; el pie derecho en el convento romano de Santa María Della Scala, la mejilla derecha y algunos dientes en el colegio de San Pancracio, de Roma; trozos de carne en la catedral de Nápoles, en los conventos carmelitanos de Beas de Segura, Malagón, Salamanca, Segovia y Villanueva de la Jara, y en la basílica romana de Santa María la Mayor; trozos de hueso en las Madres Carmelitas de Palencia; dedos, en conventos de Ávila, Sevilla, Bruselas, París y Roma y dientes y muelas, en Malagón, Milán y Nápoles. Pero sigue incorrupto, en Alba de Tormes, cuanto del cuerpo de Santa Teresa se libró del cuchillo o la tijera.
Se rompió el cristal
El corazón de Santa Teresa fue extraído en fecha que se ignora – pero antes de 1.591, según el testimonio de una monja en aquel año-, para comprobar que se hallaba incorrupto, como estaba el resto del cuerpo, se guarda ese corazón, en el que se aprecia perfectamente la cisura del dardo angélico, la de la trasverberación, en un recipiente de cristal colocado en relicario de plata, recipiente o vasija cerrada que se rompió espontáneamente en varias ocasiones, como si la víscera cardiaca incorrupta que contiene se ensanchase y no cupiese allí. Se evitó la repetición de ese fenómeno abriendo unos orificios, a manera de respiraderos, en la parte superior.
El pie derecho de la Santa de Ávila, venerado desde 1.616 en el convento de Santa María della Scala, del popular barrio romano de Trastévere, fue de allí sustraído en marzo de 1.969 y apareció pocos días después, envuelto en un periódico, debajo de un banco de otra iglesia romana: la de Santa María del Rosario. Faltaban de esa reliquia algunos huesos, pero no la cadena de oro y el brillante que la adornaban, suponiéndose por esto que la sustracción era obra de un maníaco, máxime cuando por aquellas mismas fechas desaparecieron también, de sendos templos de Roma, la calavera de San Silvestre Papa y un fragmento del cráneo de San Crisógono mártir. Algo semejante ocurrió más recientemente , en diciembre de 1.981, al ser robados la cabeza de la mártir santa Lucía, en, Venecia y los restos de San Pío I Papa, en Gaiarina, provincia italiana de Treviso; reliquias que fueron recuperada.
El afán de algunas personas por poseer reliquias de santos llevó en algunas ocasiones a mutilaciones clandestinas y, a veces, a ciertas supercherías o a un comercio sacrílego. Mas pese a excesos y desviaciones en el fondo irrespetuosas, la Iglesia aprueba y fomenta la veneración de las reliquias, cuya autenticidad se asegura mediante las rigurosas disposiciones que sobre ese particular contienen las leyes canónicas.
El brazo izquierdo
Una de las reliquias de Santa Teresa de Jesús que se guardan en el convento carmelitano de la Anunciación de Alba de Tormes, es el brazo izquierdo de dicha bienaventurada, pero al que falta la mano, que fue amputada de ese brazo años antes de que éste fuese amputado del cuerpo.
Tres años después de morir la Santa, en capítulo carmelitano celebrado en Pastrana se acordó trasladar el cuerpo de Santa Teresa de Jesús, aún no beatificada, a la ciudad de Ávila, lo que así se hizo; pero antes se separó del tronco el brazo izquierdo – al que como ya hemos dicho faltaba su mano -, a fin de conformar así a las monjas carmelitanas de Ávila, que pedían dicho cuerpo. Hizo la amputación fray Gregorio Nacianceno, de manera nada gustosa y con gran dolor de corazón por su parte.
Ese brazo quedó como preciada reliquia en el convento de Alba de Tormes ; donde aún continúa dentro de un tubo en forma de V de manera que el codo se apoya en el ángulo y suben por ambos ramales, respectivamente, el brazo y el antebrazo; éste, mostrando el hueso, pues su carne fue desapareciendo en trozos que así se convertían en múltiples reliquias. En los últimos cuatro meses de 1.962, con motivo del cuarto centenario de la Reforma carmelitana, ese brazo de la santa mística recorrió diversas ciudades y pueblos de España, siempre con gran entusiasmo popular y rindiéndole en Madrid honores de capitán general con mando en plaza.
Franco y Santa Teresa
La primera amputación practicada en el cadáver de Santa Teresa fue la de su mano izquierda. No habían transcurrido diez meses desde el fallecimiento cuando el padre provincial, fray Jerónimo Gracián, accediendo al deseo de las monjas de Alba de Tormes, abrió el sepulcro de la Santa para comprobar si se hallaba incorrupto el cuerpo, como así resultó. Y entonces seccionó dicha mano, que luego entregó en Ávila a las carmelitas del monasterio de San José, primera fundación de la Madre Teresa. Volvió la mano a Alba al ser llevado el cuerpo a Ávila, y después fue entregada en Lisboa al convento de San Alberto, fundado poco antes por carmelitas españolas.
Allí permaneció la reliquia hasta 1.910, en que exclaustrada y expulsada la comunidad se esparció ésta por monasterios españoles. Las monjas que quedaban de aquel Carmelo de Lisboa se reunieron en 1.925 en el Carmelo de Ronda (Málaga), adonde llevaron la mano izquierda de su fundadora.
Solicitó Franco permiso de la autoridad eclesiástica, para tener consigo tan preciada reliquia, a lo que se accedió, pero sólo en concepto de depósito, mientras aquel fuese Jefe de Estado.
Muerto Franco la mano fue reintegrada el 21 de enero de 1.976 al convento carmelita de Ronda, ciudad donde fue recibida multitudinariamente entre aclamaciones. Y allí sigue, sobre un altar lateral, dentro de un tabernáculo acorazado y con reja y cristal blindado que permite contemplar la reliquia adornada con riquísimas sortijas donadas por fieles, en sus cuatro dedos, pues el meñique se halla en Bruselas.
JUICIOS SOBRE SANTA TERESA DE JESÚS
Por ser Santa Teresa de Jesús el más alto exponente de la psicología mística experimentntal, se transcriben los juicios que sobre tan insigne maestra del espíritu han dado ilustres y reconocidos tratadistas nacionales y extranjeros del saber humano:
MENÉNDEZ Y PELAYO. El maestro de las letras españolas, ante la maravillosa visión de los escfritos de los escritos de la Doctora Mística , dejó expuestas estas frases:" No hay en el mundo prosa ni verso que basten a igualar, ni aún de lejos se acerquen, a cualquiera de los capítulos de la Vida; autobiografía a ninguna semejante, en que con la más peregrina modestia, se narran las singulares mercedes que Dios la hizo y se habla y discurre de las más altas revelaciones místicas, con una sencillez y un sublime descuido de frases, que deleitan y enamoran" (Ensayos de critica histórica literaria).
GABRIEL Y GALÁN. Así canto a Santa Teresa: «Mujer de inteligencia peregrina, y corazón sublime de cristiana, fue más divina cuanto más humana, y más humana cuanto más divina».
BOSSUET. El maestro de los oradores franceses y del Discurso de la Historia Universal, que continuando con la filosofía de la historia de San Agustín hace del grandicocuente francés el mejor filósofo de la historia que Francia ha tenido en los tiempoos modernos, no mejorado por ningún escritor de la nación vecina: "¿Qué es Santa Teresa?, pregunta Bousset. Y contesta: "Una criatura que ha vidido en la tierra como si viviera en el cielo" (Teresismo, articulo publicado en ABC y recogido en el "Pasado", pg. 52).
FEDERICO SHACK. Este gran escritor extranjero, en su Historia de l aliteratura y arte dramático en España en 1.888, hace los escritos de Santa Teresa uno de los elogios mása grandes que se han hech de nuestra Doctora Mística: "SUS ASOMBROSOS ESCRITOS SON JUSTAMENTE TENIDOS POR INSPIRADOS, POR UNA SÓLA PÁGINA DE ELLOS DARÍA YO CON GUSTO TODOS LOS DISCURSOS DE LOS ACADÉMICOS Y PARLAMENTARIOS."
MAURICIO LEGENDRE. Este ilustre hispanista frances, con amor a España y a nuestras costumbres y la inquietud que anima su espíritu , como andariego de nuestras regiones le llevaron a conocer nuestra patria, captando sus latidos y la intimidad de sus matices, y admirado ante la prosa teresiana estampa estas frases: "La extraordinaria espontaneidad de sus estilo la da un PRIMER LUGAR ENTRE LOS ESCRITORES DE LA LITERATURA UNIVERSAL. En cada una de sus páginas podemos constatar la completa independencia de las reglas que se dan en las escuelas. JAMÁS EL ALMA SE HA EXPRESADO MÁS DIRECTAMENTE QUE EN LOS ESCRITOS DE TERESA".(Saintre Therese d`Avila, 1.929).
BLANCA DE LOS RÍOS. Gran escritora, entusiasta hispanoamericana y creadora de la revista Raza Epañola, escribió en los Juegos Florales de Sevilla, 1922: "La prosa de Santa Teresa es inseparable de su espíritu, es la estética de su santidad, conserva la impronta de su alma, su humildad sin afeites, en anhelo generoso de quw todos gustasen el bien de que ella gustaba, vertiéndolo en palabras claras como la luz".
JUAN VALERA. El más acabado prosista de España del siglo XIX, gran erudito y fecundo novelista en su discurso en la Academia Española exaltó a Santa Teresa de Jesús con estas frases:" Toda mujer que en las naciones de Europa, desde que son cultas y cristianas, cede la pluma y aún queda inmensamente por bajo, comparada a Santa Teresa. Su estilo, su lenguaje, a los ojos más desapasionados de la crítica más fría, ES UN MILAGRO PERPETUO Y ASCENDENTE".
RAMÓN MEMÉNDEZ PIDAL. De talento y cultura vastísima, e infativable trabajador, discípulo de Menéndez y Pelayo, expresa su jucio de la Doctora Mística, en lenguaje del siglo XVI:" Aunque Teresa fue toda su vida voraz lectora de doctos libros religiosos, no sigue el estilo de ninguno de ellos; no aspira a igualarse a los autores que tienen "letras". Así en Santa Teresa, el escribir como se habla llega a la más completa realización."
JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ (Azorín). Escritor que ha dado páginas imperecederas a la literatura española, este gran escritor que leía todos los días a Santa Teresa y que sobre su capacidad psicoanalítica estampó estas frases en los Clásicos redivivos: "Del fondo de su espíritu, directamente, espontáneamente, va surgiendo una prosa primaria, pura, sin elemento alguno de estilización... LA VIDA DE TERESA, ESCRITA POR ELLA MISMA, ES EL LIBRO MÁS HONDO, MÁS DENSO, MÁS PENETRANTE, QUE EXISTE EN NINGUNA LITERATURA EUROPEA. A su lado, los más agudos analistas del yo - un Stendhal , un Benjamín Constam - son niños inexpertos. Y eso que ella no ha puesto en este libro sino unn poquito de su espíritu; es decir, de todos los trances múltiples, accidentales, viceversas y complicaciones de su espíritu. Pero todo en estas páginas, sin formas del mundo exterior, sin color sin exterioridades, todo puro, denso, escueto, es de un dramatismo, de un interés, de una ansiedad trágicos".
Para Azorín la mística y sus protagonistas actuaron con gran energía y conquistaron resultados de gran envergadura, en OC. introd. notas, prelim. Bibli. Y orden...por A. CRUZ RUEDA, Madrid, aguilar. T.I. po 636 y ss. : "Las almas mas enérgicas, más grandes, más españolas de los siglos pasados están en los conventos. Lecciones provechosas, fecundas lecciones de fe y entusiasmo puede tomar el artista de las vidas de Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Juan de Ávila, Álvaro de Córdova, Luis de Granada. todo el genio de la raza está aquí. No es inactivo, silencioso, absorto en los grandes claustros solitarios del misticismo español; es religión batalladora, inquieta, andariega, proselitista; peregrinea en largos viajes, predica en campos y ciudades, funda monasterios, reforma órdenes, combate la herejía, mantiene perpetua batalla contra las pompas y lacerias del mundo. ¿Hay espíritu español más enérgico indomable que el de la mujer de Ávila? "
PASCAL. "Cuanto el tiempo más nos aleja de Santa Teresa, tanto más se agiganta su figura».
«Madre de los espirituales» (Lápida al pie de su estatua en San Pedro del Vaticano).
SAN PÍO V: «Teresa de Jesús ilustró con las virtudes de su vida angelical... a toda la Iglesia católica».
«...como brilla el sol en su cenit, así resplandece Teresa en el Templo de Dios» (Lit. Ambrosiana).
El padre ALVARADO. El valiente apologista y filósofo, que arremetió contra los materialistas, sensistas y otros escritores que olvidados de la tradición gloriosa española querían apartar a nuestra nación y a las inteligencias de la tradición, hizo estas afirmaciones de admiracion de las obras de Santa Teresa: " De la España salió esta mujer, que no tiene igual entre las mujeres de todos los países y siglos (con la excepción de la Inmaculada Madre de Dios; hablo de Santa Teresa, de la española Teresa de Jesús y Ahumada, que ha llenado de admiración el mundo sabio."
.Quiere que sus monjas tengan valor más que de hombres. Fray Juan de Salinas, Provincial de los Dominicos, preguntaba al padre Báñez: «¿Quién es una Teresa de Jesús, que me dicen es mucho vuestra? ¡No hay que confiar de virtud de mujeres! Herido Báñez, respondió: «Vuestra paternidad va a Toledo a predicar y la verá, y experimentará que es razón de tenerla en mucho». El padre Salinas la trató y la examinó en Toledo casi cada día. Más tarde se encontró con el padre Báñez, y éste inquirió: «¿Qué le parece a vuestra paternidad de Teresa de Jesús?». Y el padre Salinas respondió con donaire: «¡Oh, habíadesme engañado, que decíades que era mujer; y a fe que no es sino varón, y de los muy barbados». Esta armonía de los valores humanos, que ni son masculinos ni femeninos, porque pertenecen a la persona humana, se da en Teresa y la capacita para formar personas integrales, armónicas, completas, que desarrollan a tope todas sus capacidades, sin temor de caer en sentimentalismos ni en cerebralismos, y sin timideces ni complejos de ridículo. ¿Cómo consigue Teresa esta maravilla? En su tiempo con la gente con la que trató, por su ascendiente, no impositivo, sino endógeno, actuaba como por ósmosis. Después y hoy, con sus lectores, por ósmosis también. Y por contagio. Gracias a Dios.