DESTINNO PROVIDENCIAL DE UN PUEBLO
Del profundo, ancho y dilatado campo de la Historia Universal - escribe Juan Sáiz Barberá - se levanta esta crucial interrogante:"¿QUIÉN ES EL PUEBLO Y NACIÓN QUE DIOS HA DESIGNADO PARA SER FORJADORA DE LOS GRANDES DESTINOS DE LA HISTORIA? LA NACIÓN PRIVILEGIADA SOBRE LA CUAL DIOS HIZO DESCENDER LA GRAN PROMESA REDENTORA DE SU SALVACIÓN:"Era el 14 de mayo de 1.733 cuando la masonería entraba en España, cuando el genio nacional empezaba a ser estrangulado por el extranjerismo imperante, y en esa agonía de una nación que empieza a perder las grandes tradiciones religiosas y morales que le acompañaron a lo largo de su historia, cuando esta nación española que había llevado a cabo las grandes gestas de la Reconquista española liberando a Europa del yugo mahometano, y en aquel SIGLO DE ORO, XVI: QUE SATURADA DE ESPIRITUALISMO, ESPAÑA, LA ESPAÑA INMORTAL, SE SINTIÓ MISIONERA: Y DESCUBRIÓ NUEVOS CONTINENTES, AMÉRICA Y OCEANÍA, y esta nación decadente en el siglo XVIII recibió aquella consoladora promesa del Dios de las batallas:"REINARÉ EN ESPAÑA Y CON MÁS VENERACIÓN QUE EN OTRAS PARTES".Después,en el siglo XIX, España, pobre y sin rey, que había entregado a Napoleón el mando y posesión de ella, a impulso de los rayos de fuego y de fe que aún restañaban las heridas que había recibido del extranjero, se levantó pujante y victoriosa para defender a Europa del yugo napoleónico, derrotando al genio militar del siglo XIX. Ya en el siglo XX, España, arruinada por la monarquía liberal, que nunca comprendió y terminó por llevar al pueblo español a la revolución de 1.931, dirigida por otro genio militar del siglo XX, se unió en el corazón y las almas apretadas de fe de sus hijos para llevar al pueblo español a la victoria contra el comunismo realizando la gran cruzada universal de LIBERAR A OCCIDENTE DEL MARXISMO REVOLUCIONARIO Y ATEO. Y una nación como España sobre la cual Dios hizo descender su victoriosa promesa aparece a los ojos de las naciones como nación en la cual LA PROVIDENCIA HA OBRADO HECHOS PORTENTOSOS Y MILAGROS PARA LA SALVACIÓN DE LAS DEMÁS NACIONES. ¿Seguirá Dios realizando con esta España de las gestas inmortales la maravillosa providencia que estalló con esta nación misionera de tantos santos, teólogos, enseñando a todos los demás pueblos de la tierra el camino de la salvación? La contestación afirmativa lo abona y la garantiza la "GRAN PROMESA DEL CORAZÓN DIVINO DE JESÚS". Un geógrafo del siglo XVII escribió con acierto:" España tenía mayores ventajas que ningún otro pueblo para mandar y señorear el orbe". Después de estas consideraciones, aparece de una manera clara que la filosofía de la historia de España en los veinte siglos deja en ella ver una nación en la cual Dios, con su DIVINA PROVIDENCIA, la ha dirigido en su marcha por la historia. La filosofía de la historia cristiana ha triunfado siempre en España por su fidelidad al Cristianismo. "La España Eterna nunca ha traicionado al ideal cristiano que la condujo a la unidad, PORQUE SU CULTURA DE FINES, METIDO EN LAS ENTRAÑAS DE LOS PRIMEROS POBLADORES Y DESARROLLADA AMPLIAMENTE EN EL TRANSCURSO DE LOS SIGLOS HA HECHO DE ELLA UNA NACIÓN ÚNICA EN LA ANDADURA DE OCCIDENTE QUE HA PREFERIDO SIEMPRE LA MUERTE A UNA CÓMODA APOSTASÍA".
España ha conseguido mantener la unidad religiosa a lo largo de los siglos, a pesar de los avatares en los distintos períodos de su historia. Fenómeno misterioso que rebasa los siglos y la historia y que invita al filósofo, al investigador, que no está animado de prejuicios anticristianos y sectarismos políticos a contemplar y admitar la marcha providencial de España por la historia unviersal.
Pero los demás pueblos de Europa a partir de la revolución del siglo XVI y de la revolución política francesa del siglo XVIII, no sólo Francia e Italia, países católicos de raigambre religiosa, sino casi todas las naciones de Europa: la raza sajona y tautónica, Inglaterra y Alemania marchan en su cultura de medios tras los bienes materiales a la conquista de la técnica y de la civilización, pero herejes y apóstatas, cada una en su sentido, con Enrique VIII y Lutero, laizados ofcialmente con el máximo grado de corrupción, donde el aborto y el divorcio están a la orden del día, y adelantándose en esta corrupción e inmoralidad marchan los pueblos escandinavos, Suecia, Noruega y Dinamarcha; allí la degradación ha llegado a su término, abandonando la tradición cristiana que recibieron de los grandes misioneros que les envió el Romano Pontífice. Entre la cultura de medios naturalista en todo su contenido y la cultura de fines espiritualista, han preferido ser materialistas, marchando tras los señuelos y seducciones de los bienes de este mundo, volviendo a la tierra su mirada como si su corazón fuese de oro, y han marginado la cultura de fines, dejándose alimentar por los que les han servido venenos empíricos a partir de la Reforma, Lutero, Zuinglio, Calvino, Malanton, Fichte, Nietzsche, Max, Engels y otros jerifaltes del error de los siglos XIX y XX.